Las enfermedades que pueden llegar a afectar a nuestros conejitos pueden resultar mortales si no se tratan a tiempo, por esto es recomendable reconocer los signos clínicos más comunes en cada una de ellas y acudir rápidamente a un veterinario de exóticos. Es por esto que hemos decidido dedicar esta sección a la información básica de estas enfermedades.
En esta oportunidad hablaremos sobre la coccidiosis, una enfermedad bastante peligrosa que se puede presentar de dos maneras en nuestros orejones, te damos las herramientas para que mantengas su buena salud.
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Esta no es más que una enfermedad de origen parasitario que tiene como protagonistas a protozoos del género Eimeria. Dicha afección puede presentarse de dos maneras: en el intestino produciendo una serie de signos clínicos digestivos, o en el hígado, perjudicando considerablemente el bienestar del conejo.
La patogenia de los coccidios puede ser bastante variable, ya que dependerá especialmente del lugar, la edad del conejo, la proliferación de los parásitos, la especie y de otras enfermedades presentes. Es más común que ocurra en las 3 primeras semanas después del destete.
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La causa que hace posible una coccidiosis en conejos es específicamente la exposición del huésped (el conejo) a un ambiente o entorno contaminado con el agente (el parásito). Si un conejo con la infestación dentro de él defeca en un ambiente determinado, contamina el lugar y puede contaminar el agua y los alimentos cerca.
Posterior a esto se aproxima un conejo con susceptibilidad a enfermedades, el cual puede contraer el parásito ingiriendo los alimentos o agua contaminada, o incluso entrando en contacto con las heces del conejo infectado.
Lo primero es identificar si tu conejo tiene una infestación a nivel hepático o intestinal, y los signos clínicos te podrían ayudar, sin embargo, son los estudios clínicos y la valoración veterinaria la cual te dará un diagnóstico certero.
Producida por E. stiedai, los protozoos se alojan en las células epiteliales de los conductos biliares, ocasionando un daño considerable y afectando las funciones metabólicas normales del hígado.
Se dice que puede pasar desapercibida, arrojando síntomas cuando se encuentra en una etapa grave y provocando pocos días después la muerte del conejo. En ocasiones no se logra notar hasta que durante la autopsia se evidencia el daño hepático.
En caso de que presente algún síntoma, estos podrían debutar en la segunda semana posterior a la infestación.
La presencia de estos signos dependerá exclusivamente de la gravedad de la infestación, por ejemplo, los dos últimos pueden ocurrir días antes de la muerte si la infestación es muy grave, y dicha muerte se puede presenciar 2 o 3 semanas después de la infestación.
Esta resulta la más frecuente, es causada por una variedad más amplia de Eimeria, pudiendo variar la sintomatología según la variante que infeste a nuestro conejo. En el sistema digestivo estos penetran las células epiteliales y se disponen a incubarse.
Aunque estos pueden variar según el tipo de Eimeria, la cantidad de parásitos y el estado en general del conejo, podríamos evidenciar los siguientes:
Una de las características de esta infestación es que no solo modifica la funcionalidad normal del intestino, sino que también aumenta la proliferación de bacterias como el E. coli y las enteritis multifactoriales, agravando mucho más los síntomas y el pronóstico de la enfermedad.
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Lo más importante en estos casos es llevar inmediatamente a nuestro conejo al veterinario de exóticos, allí se le realizarán los exámenes físicos y clínicos correspondientes para dar con el tipo de parásito causante de la enfermedad, y con base en ello plantear el tratamiento.
Seguir las indicaciones del veterinario al pie de la letra es lo ideal y la mejor opción en estos casos. Ahora bien, de manera general podemos garantizar el cuidado a nuestros orejones, así como un lugar limpio, agua, heno suficiente, y la medicación indicada por el veterinario.
La mejor forma de prevenir esta enfermedad es manteniendo la higiene del conejo, por eso lo ideal es darle vegetales bien lavados, agua potable seleccionada y no compartida, y haciendo una limpieza correcta de su jaula.